martes, 28 de junio de 2011

LAS 7 REGLAS DE PARACELSO

Reflexiones para la vida diaria del gran sabio sanador Paracelso









1.- Lo primero es mejorar la salud.-


Para ello hay que respirar con la mayor frecuencia posible, honda y rítmica, llenando bien los pulmones, al aire libre o asomado a una ventana. Beber diariamente en pequeños sorbos, dos litros de agua, comer muchas frutas, masticar los alimentos del modo más perfecto posible, evitar el alcohol, el tabaco y las medicinas, a menos que estuvieras por alguna causa grave sometido a un tratamiento. Bañarte diariamente, es un habito que debes a tu propia dignidad.

2.- Desterrar absolutamente de tu ánimo, por mas motivos que existan, toda idea de pesimismo, rencor, odio, tedio, tristeza, venganza y pobreza.


Huir como de la peste de toda ocasión de tratar a personas maldicientes, viciosas, ruines, murmuradoras, indolentes, chismosas, vanidosas o vulgares e inferiores por natural bajeza de entendimiento o por tópicos sensualistas que forman la base de sus discursos u ocupaciones. La observancia de esta regla es de importancia decisiva: se trata de cambiar la espiritual contextura de tu alma. Es el único medio de cambiar tu destino, pues este depende de nuestros actos y pensamientos. El azar no existe.

3.- Haz todo el bien posible.-


Auxilia a todo desgraciado siempre que puedas, pero jamás tengas debilidades por ninguna persona. Debes cuidar tus propias energías y huir de todo sentimentalismo.

4.- Hay que olvidar toda ofensa, más aun: esfuérzate por pensar bien del mayor enemigo.-


Tu alma es un templo que no debe ser jamás profanado por el odio. Todos los grandes seres se han dejado guiar por esa suave voz interior, pero no te hablara así de pronto, tienes que prepararte por un tiempo; destruir las superpuestas capas de viejos hábitos, pensamientos y errores que pesan sobre tu espíritu, que es divino y perfecto en si, pero impotente por lo imperfecto del vehículo que le ofreces hoy para manifestarse, la carne flaca.

5.- Debes recogerte todos los días en donde nadie pueda turbarte, siquiera por media hora, sentarte lo más cómodamente posible con los ojos medio entornados y no pensar en nada.


Esto fortifica enérgicamente el cerebro y el Espíritu y te pondrá en contacto con las buenas influencias. En este estado de recogimiento y silencio, suelen ocurrírsenos a veces luminosas ideas, susceptibles de cambiar toda una existencia. Con el tiempo todos los problemas que se presentan serán resueltos victoriosamente por una voz interior que te guiara en tales instantes de silencio, a solas con tu conciencia. Ese es el daimon de que habla Sócrates.

6.- Debes guardar absoluto silencio de todos tus asuntos personales.


Abstenerse, como si hubieras hecho juramento solemne, de referir a los demás, aun de tus más íntimos todo cuanto pienses, oigas, sepas, aprendas, sospeches o descubras. Por un largo tiempo al menos debes ser como casa tapiada o jardín sellado. Es regla de suma importancia.

7.- Jamás temas a los hombres ni te inspire sobresalto el DIA mañana.


Ten tu alma fuerte y limpia y todo te saldrá bien. Jamás te creas solo ni débil, porque hay detrás de ti ejércitos poderosos, que no concibes ni en sueños. Si elevas tu espíritu no habrá mal que pueda tocarte. El único enemigo a quien debes temer es a ti mismo. El miedo y desconfianza en el futuro son madres funestas de todos los fracasos, atraen las malas influencias y con ellas el desastre. Si estudias atentamente a las personas de buena suerte, veras que intuitivamente, observan gran parte de las reglas que anteceden. Muchas de las que allegan gran riqueza, muy cierto es que no son del todo buenas personas, en el sentido recto, pero poseen muchas virtudes que arriba se mencionan. Por otra parte, la riqueza no es sinónimo de dicha; Puede ser uno de los factores que a ella conduce, por el poder que nos da para ejercer grandes y nobles obras; pero la dicha más duradera solo se consigue por otros caminos; allí donde nunca impera el antiguo Satán de la leyenda, cuyo verdadero nombre es el egoísmo. Jamás te quejes de nada, domina tus sentidos; huye tanto de la humildad como de la vanidad. La humildad te sustraerá fuerzas y la vanidad es tan nociva, que es como si dijéramos: pecado mortal contra el Espíritu Santo

viernes, 24 de junio de 2011

LA BIOLOGIA DE LA CREENCIA

Entrevista realizada al biólogo molecular Bruce Lipton acerca de las sorprendentes conclusiones a las que ha llegado después de años de investigaciones en el campo de la biología molecular. En una de sus declaraciones afirma que no podemos seguir realizando investigaciones y desarrollar tecnología médica sin seguir teniendo en cuenta dos aspectos que todos poseemos y de los que hacemos además, un uso intensivo: La Mente y el Espíritu




Bruce Lipton
El biólogo Bruce Lipton es una autoridad internacionalmente reconocida sobre la más que evidente conexión existente entre cosas tan aparentemente dispares como pueden ser la ciencia y el espíritu. Este reconocido experto en biología celular fue profesor de medicina durante años, destacando sus trabajos como investigador científico, resaltando su descubrimiento de 1980 en la prestigiosa Universidad de Stanford, donde averigua que la capa exterior o membrana que rodea a cada una de nuestras células es su equivalente a nuestro cerebro. De esta manera, al procesar información desde la parte externa, el cerebro de la célula puede efectuar cambios directos e inmediatos en el interior de si misma, aumentando por tanto, las posibilidades de sobrevivir en un entorno constantemente cambiante.

Sus asombrosos descubrimientos quedan reflejados en los varios libros que ha escrito al respecto, como La Biología de La Creencia, Liberando el Poder de la Consciencia o Materia y Milagros. El Dr. Lipton utiliza la evidencia científica de sus investigaciones para demostrar que nuestras creencias, sin importar su naturaleza, se manifiestan en nosotros al nivel de las células en nuestros cuerpos. Afirma que modificando nuestras creencias, tenemos el poder de cambiar nuestras vidas para mejor o incluso para peor.

Las personas en el mundo hemos sido entrenadas para creer en algo llamado control genético, pero el sistema de creencias que nos han implantado desde pequeños que dice que “los genes son los que controlan nuestro cuerpo”, está completamente equivocado. La nueva ciencia, la Epigenética, nos aclara con su propio nombre, qué es lo que realmente está ocurriendo en los genes: Epi-genética, epi significa sobre, por lo tanto control sobre los genes, matiz importante que marca la diferencia.




Los genes están controlados por una respuesta al ambiente. Por lo tanto si cambias tu entorno, también estás cambiando tu actividad genética. Si vas a un ambiente saludable tu cuerpo seleccionará los genes y comportamientos que promoverán crecimiento y salud. Pero si vas a un ambiente muy tóxico, obtendrás como resultado una actividad genética que promoverá enfermedad y trastorno.

Existe entonces una importante diferencia entre la nueva y la vieja ciencia; En la vieja ciencia tu eres una víctima, porque no puedes cambiar tus genes, no los escogiste y ellos controlan tu vida. Pero la nueva ciencia dice que tu eres el amo, ya que depende de ti, si deseas cambiar el ambiente en el que vives o aquel al que respondes, modificando de esa manera tu actividad genética. El poder está en ti, puesto que tu tienes la capacidad de identificar un ambiente que te proporcione salud y salir de otro que te esté enfermando.
El Dr. Lipton cuenta cómo una célula recibe información externa por medio de “su cerebro” -o la membrana exterior- reaccionando y produciendo cambios en su interior.



Descubrí que lo que hace a dos personas diferentes es que en la superficie de sus células hay antenas receptoras -como si fueran de televisión- y cada persona tiene en sus células un juego diferente de antenas. Ellas son las que hacen posible que cada persona sea distinta, ya que les da su propia identidad. Tu puedes entonces pensar, “Ah, las antenas constituyen la identidad”. Pues no, las antenas son las que reciben la señal. Las antenas están recibiendo una señal de identificación desde algún lugar del entorno.

Es como una transmisión y por lo tanto cada humano es como un equipo de televisión, recibiendo una emisora diferente, porque sus antenas son diferentes de las de los otros. Cada uno estamos recibiendo una transmisión diferente, una fuerza invisible de energía con identidad en ella. Algunas personas han llamado a esto “El Espíritu”. El Espíritu es algo invisible que es recibido por las antenas.

La naturaleza del cuerpo es debida a la interpretación del ambiente, la cual es la mente. Pero la mente también está conectada a la parte del espíritu, por eso la fuerza invisible es llamada mente: No hay una cosa física llamada mente, existe un cerebro físico, pero la mente es la energía alrededor del cerebro. Ese es el motivo de que la mente ha sido desterrada de la ciencia.
Lipton explica que la mente ha sido desatendida por el campo científico:



Ellos dicen “bueno, saquemos a la mente de la historia”, así que durante unos pocos cientos de años la ciencia occidental dijo cosas tales como que “la mente no es relevante” para el estudio del ser humano. Para la vieja ciencia el cuerpo es como un coche, en cambio la epigenética dice “si, es como un coche, pero también tiene un conductor, que es la mente y el espíritu”.

Esto es relevante porque si has tenido una mala educación como “conductor”, aunque tengas un coche nuevo, podrás destrozarlo en poco tiempo. Luego la medicina se justifica afirmando que el cuerpo estaba defectuoso, enfermo, pero en realidad es que al conductor no le habían enseñado a conducir. Somos los únicos responsables de preocuparnos por nuestra propia biología y nuestra propia vida.
Bruce Lipton nos cuenta más sobre su descubrimiento acerca de los comportamientos de la mente consciente y la mente subsconsciente, para poder avanzar más allá de los patrones dañinos o negativos que ya hemos registrado en nuestra vida:

La mente subconsciente maneja tu comportamiento, tu genética y tu biología más del 95% de cada día. Eso significa que hay dos mentes: La mente consciente y la mente subconsciente:

■La mente consciente es la que no está conectada al espíritu, la que es creativa. Si yo te pregunto “¿Qué esperas de la vida?, ¿Qué es lo que quieres?” la respuesta viene de la mente consciente. Ella es la que contiene tus anhelos y todos tus deseos.
■La mente subconsciente es un programa, como un reproductor de cassette: Aprende un comportamiento y luego presionas un botón y entonces reproduce el comportamiento, una y otra vez. Los programas primarios en la mente subconsciente los “introducimos” al observar a otras personas. Por lo tanto los programas primarios de nuestra mente vienen de observar a otras personas, nuestros padres, hermanos y hermanas, nuestra sociedad, familia, entorno cultural, etc..
Esto es importante porque las cosas que deseas están en tu mente consciente, pero los programas de como responder y reaccionar a la vida están en tu mente subconsciente, solo que provienen de otras personas y este es el problema. Luego entonces, ¿Porqué es tan difícil obtener lo que quieres cuando piensas que estás dirigiendo tu vida? La nueva ciencia dice que es porque no estás dirigiendo tu vida. Es tu subconsciente el que la está dirigiendo, que además contiene programas y creencias de otras personas.

Hablar y enfadarse consigo mismo no cambia el cassette en nuestra mente, la mayoría de la gente trata de cambiarlo de esa manera y se frustra fácilmente. ¿Cómo hacerlo? Hay muchas maneras diferentes de cambiar la cinta. La primera manera que aprendí es la llamada conciencia budista. Básicamente dice que no dejes la cinta correr, que prestes atención al momento presente, entonces estarás al mando. Si tu mente divaga, la cinta avanza, pero si prestas atención, estás dirigiendo el show.

Otra manera de “cambiar la cinta” es crear un hábito. Esa manera funciona, porque la mente subconsciente es una “aprendedora de hábitos”. Créate un hábito y asegúrate de hacerlo todos los días. Al principio te parecerá difícil, pero luego lo repites tan frecuentemente que en realidad ni siquiera sabes que lo estás haciendo. Ahora es un hábito. Es como cuando condujiste un coche la primera vez. Tenías que pensar en muchas cosas, cinturón, freno de mano, intermitentes, enbrague, luces, freno, acelerador, todo ello con la mente ocupada en pensar cómo hacer todo eso. Sin embargo, una vez que obtienes experiencia en la conducción, puedes hablar con alguien, poner música y pensar en otros asuntos sin darte cuenta siquiera de que estás conduciendo, porque ahora es un hábito.

¿Tienes comportamientos que no son buenos? Entonces lo que tienes que hacer es un ejercicio de hábito y vigilarlo, asegurándote de que ese ejercicio se convierta finalmente en un hábito.

Mientras te encuentres en este planeta te estás en “modo de creación” y puedes hacer el cielo que quieres. Sin embargo tienes que reconocer que es tu responsabilidad personal y son tus pensamientos los que han contribuido. Si comenzamos a reconocer que cada uno de nosotros estamos contribuyendo a esta totalidad, si reconocemos que todos y cada uno de nosotros disponemos de ese poder y si reconocemos que todos estamos conectados a esto como un solo ser viviente gigante, esas creencias colectivas van a manifestar un mundo que es totalmente diferente del que estamos experimentando.

Esto no llevará cien o mil años, ya que estos cambios y creencias colectivas obtienen resultados inmediatos e instantáneos en la realidad, puesto que nos acercamos a una nueva evolución.



Enlace al libro del Dr. Lipton LA BIOLOGIA DE LA CREENCIA

http://es.scribd.com/doc/19926885/Lipton-Bruce-La-Biologia-de-La-Cr...

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