Esta semana | Archivo | Análisis
Rusia y Georgia
Autor del artículo: María Sol Peirotti
La Política de Vladimir Putin con respecto a Georgia
Para investigar acerca de la Política Exterior de Putin con respecto a Georgia tomaremos como metodología el análisis de los hechos desde fines del año 1999 (fecha en que asume Putin). Agrupados temáticamente, el resultado es que la relación entre Rusia y Georgia durante los dos períodos presidenciales de Putin ha versado sobre los siguientes temas:
La cuestión chechena en el Cañón de Pankisi y el terrorismo
La frontera ruso-georgiana coincide con la de Chechenia en 81 montañosos kilometros. Dada la naturaleza del terreno, hay pocos pasos fronterizos y en el invierno, luego de las fuertes nevadas es imposible cruzar. La contienda entre Rusia y Georgia acerca del Cañón de Pankisi comienza a adquirir relevancia desde mediados de 1999. Hacia octubre de ese año, Putin acusó a Georgia de proveerle armas a la resistencia chechena a través de esta zona limítrofe y, a su vez, de albergar a numerosos terroristas chechenos (boeviks) bajo la carátula de “refugiados”. Asimismo, Tbilisi respondía a estas acusaciones alegando que la Fuerza Aérea de la Federación Rusa bombardeó “accidentalmente” el pueblo georgiano de Omalo y violó su espacio aéreo no menos de 10 veces entre el 9 de agosto y el 18 de noviembre.
Según datos de la Guardia Nacional Fronteriza de Georgia habían cruzado la frontera más de 3.192 chechenos entre el 15 de septiembre y el 10 de noviembre, los cuales eran mujeres, ancianos y niños en su mayoría. Sin embargo, las autoridades rusas afirmaban que los puestos de control eran fácilmente vulnerables, lo que permitía el tráfico de armas o drogas. A causa de esta “inacción”, Georgia fue acusada de no colaborar con Rusia en la lucha contra el terrorismo internacional. A su vez, el entonces presidente de Georgia Eduard Shevarnadze respondió a estas acusaciones diciendo que se trataba de una campaña para desprestigiar al país y le negó el permiso al ejército ruso para entrar a Chechenia a través de Georgia.
En el inicio de la etapa de “adaptación” las relaciones entre los chechenos y la población local eran muy buenas, dado que estos pertenecen a la etnia kist, parientes cercanos de los chechenos. Hacia el año 2000, la opinión pública georgiana, que solía ser ampliamente favorable hacia los refugiados chechenos en la región de Pankisi, comenzó a cambiar gradualmente. Dados los aumentos en los índices de criminalidad, las fuerzas de seguridad locales iniciaron una etapa de exhaustivos controles y hostigamiento hacia los refugiados. En el vocabulario tanto de la prensa georgiana como de los políticos, comenzaba a reemplazarse el vocablo “refugiados” por el de “rebeldes”.
A comienzos del año 2001, se hacía cada vez más evidente que Pankisi se estaba convirtiendo en “tierra de nadie”, o como Putin solía llamarla, una “Ichkeria georgiana”. El número de chechenos en Georgia ya ascendía a los 7.000 desde la segunda intervención rusa en Chechenia. La campaña rusa era cada vez más agresiva, acusando a Georgia de albergar bases de entrenamiento de terroristas chechenos.
Tras los sucesos del 11 de septiembre en EEUU, Putin denunció a Shevarnadze por mantener un doble discurso con respecto al terrorismo internacional. Fue entonces cuando el Parlamento de Georgia emitió una declaración, admitiendo por primera vez que el país podría estar siendo utilizado por rebeldes chechenos como base de operaciones. Temiendo una intervención rusa, Tbilisi desarrolló un operativo para expulsar a los rebeldes chechenos de la región de Pankisi. El Ministerio del Interior trasladó en el mes de octubre a varios cientos de supuestos rebeldes al territorio abkhazio, donde estaban localizadas las tropas rusas. Este gesto podría verse como “lavarse las manos” y dejar que los rusos se ocupen del destino de estas personas. Algunos analistas, en cambio, afirman que Georgia estaba “entre la espada y la pared”, con Rusia amenazando con atacar posiciones en territorio georgiano, y los rebeldes generando inestabilidad. Como Shevarnadze no deseaba emprender una acción militar contra los chechenos, la única opción real era “dejarlos escapar”.
El Ministro de Defensa ruso, Sergei Ivanov anunció que enviaría tropas militares a la frontera con Abkhazia para asegurar que los chechenos no crucen. Los chechenos fueron ubicados dentro de Abkhazia, en el valle de Kodori y fue allí donde se produjo el mayor foco de inestabilidad. Los abkhazios no tardaron en culpar a los chechenos del derribo de un helicóptero de Naciones Unidas, cuyo saldo fue de 9 personas muertas.
En resumen, es importante destacar cómo Putin fue capaz de cambiar la imagen de la situación de la región de Pankisi, ya que en sus orígenes podía verse como un producto de la operación de Rusia en Chechenia y estos refugiados eran simplemente víctimas de una contienda militar. Sin embargo, con el correr del tiempo la presencia de estas personas en Georgia se convirtió en un foco de inestabilidad, y el mundo entero podía presumir que era preciso combatir a estos “terroristas”, siendo necesario que Rusia interviniera a tales fines.
Hacia el año 2002 hacía su aparición un tercer actor que tendría un peso fundamental en la relación entre Rusia y Georgia. Se trata de EEUU, desde el momento en que decidió enviar su asistencia militar a Georgia. El 11 de febrero el encargado de negocios en Tbilisi, Philip Remler, manifestó en el periódico georgiano Akhali Versia que "una decena" de mercenarios ligados a Al Qaeda, junto con el famoso guerrero Khattab estaban refugiados en el Pankisi. El 27 de febrero de 2002 el Ministro de Seguridad de Georgia anunció que EEUU había dotado al país de 10 helicópteros de combate. Las repercusiones en Rusia no fueron positivas, incluso el Ministro de Asuntos Exteriores Igor Ivanov afirmó que un despliegue norteamericano en Georgia "podría agravar aún más la situación en la región".Shevarnadze intentó suavizar ambas posiciones, admitiendo la posible existencia de militantes islámicos, pero negando rotunamente el vínculo con Al Qaeda.
Durante el año 2003 se produjo en Georgia la “Revolución de las Rosas”, en la cual el pueblo pacíficamente salió a protestar en contra de una presuntamente fraudulenta reelección de Shevarnadze, lo cual resultó en un nuevo proceso electoral donde fue electo Mikhail Saakashvili. Con un perfil altamente pro occidental, el nuevo presidente no produjo grandes cambios en la situación de los chechenos del Pankisi. Inclusive permitió el regreso (dudosamente voluntario) de los pocos chechenos restantes a Rusia durante los años 2004 y 2005, a pesar de las recomendaciones en contrario emitidas por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados con sede en Akhmeta, Georgia.
La cuestión de las visas
Otra cuestión que ha erosionado la relación entre Georgia y Rusia durante la administración de Vladimir Putin ha sido la constante pugna en el establecimiento de un régimen de visas entre ambos países. El 5 de diciembre de 1999, Rusia anunció que, con motivo de controlar el movimiento de los militantes chechenos en la frontera, impondría un requisito de visado con Georgia y Azerbaiján. Se les concedería a los rusos y georgianos viviendo en ambos lados de la frontera un período de gracia de 3 meses, para obtener sus visas.
La introducción de esta regulación era susceptible de provocar en Georgia graves daños económicos, ya que casi 500.000 georgianos trabajan en Rusia, enviando unas remesas estimadas en 1,5 billones de dólares anuales. Era una clara sanción por parte de Rusia hacia el gobierno de Tbilisi, que se negaba a cooperar en la cuestión del Pankisi y además comenzaba a negociar con la OTAN los requisitos de su eventual ingreso a la organización.
Vladimir Putin ya había amenazado con el cierre de la frontera con Georgia en noviembre de 1999, poco después del lanzamiento de la segunda ofensiva en Chechenia. Luego de los anuncios oficiales de las visas, el vocero del Kremlin para asuntos chechenos, Sergei Yastrzhembsky, señaló que había sido una “difícil decisión” para Rusia, ya que Georgia había sido su aliada por más de cien años. Añadió, además, que Abkhazia y Ossetia del Sur podrían estar exceptuadas de la aplicación del nuevo régimen, en señal de clara provocación hacia el país vecino.
Por su parte, Shevarnadze anunció que podría tomar una medida similar, que también sería perjudicial para Rusia, en este caso, dado que el requisito de las visas de extendería a las tropas rusas presentes en el territorio georgiano. Además expresó la indignación hacia la excepción del requisito de visado para con Ossetia del Sur y Abkhazia, sosteniendo que esta era una prueba de las intenciones rusas de anexionar ambos territorios.
En esta cuestión de las visas, parecía que, por un lado, Shevarnadze hacía todo lo posible por empeorar las relaciones con Rusia, y por el otro, Putin, dejaba de lado cualquier sutileza a la hora de tratar con esta República “díscola”.
Hasta el día de hoy el problema de las visas sigue enfrentando a ambos países. El 25 de febrero, el Ministerio de Defensa de Georgia anunció que detendría a soldados rusos en Abkhazia y Ossetia del Sur que no tengan visa. Por su parte, el 21 de marzo del año 2006, la embajada rusa en Georgia reanudó el otorgamiento de visas luego de haberlo suspendido durante un mes.
La presencia de tropas rusas en territorio georgiano
El 12 de marzo de 1995, el entonces Ministro de Defensa ruso, Pavel Grachev, y su contraparte georgiano, Vardiko Nadibaidze firmaron un acuerdo acerca de la localización de las bases rusas en Georgia. Según este doumento, se establecerían cuatro bases: Vasiani (a sólo 15 kilómetros de Tblisi), Gudauta (en Abkhazia), Batumi (en Adjaria) y Akhalkalaki (en la zona predominantemente poblada por armenios al sur de Georgia). El Tratado le otorgaba a Rusia el control de las bases por 25 años. Rusia mantenía sus tropas de mantenimiento de paz desplegadas en el territorio de Georgia, establecidas luego de las guerras con las provincias separatistas de Abkhazia y Ossetia del Sur.
El número total de militares rusos en Georgia ascendía a 4.947. Con ellos, había 141 tanques, 437 vehículos armados, 155 piezas de artillería y 10 helicópteros.
El Tratado CFE (Conventional Armed Forces in Europe) fue firmado en 1999 en la ciudad de Estambul bajo los auspicios de la OSCE y es el que regula las condiciones para la completa retirada de Rusia de Moldavia y Georgia. De acuerdo con este Tratado, las bases de Vaziani y Gudauta debían ser desmanteladas para el 31 de diciembre del año 2000. Con respecto a las bases de Akhalkalaki y Batumi, éstas serían objeto de negociación en el año 2001. El proceso de retirada gozaría de la financiación de EEUU (contribuyó con 10 millones de dólares) y Reino Unido (que aportó 150.000 dólares).
La retirada de Vaziani y Gudauta no cumplimentó los plazos previstos, concretándose recién hacia el verano del año 2001. Con respecto a las bases restantes, las negociaciones se hacían cada vez más difíciles, ya que Putin pretendía mantenerlas por otros 14 años (hasta el año 2015), en contra de la propuesta de Georgia de que permanezcan por sólo 3 años más. Por su parte, Abkhazia se opuso desde siempre a la retirada de tropas rusas. El Presidente Vladislav Ardzinba mencionaba en sus discursos que esta presencia era una garantía para la seguridad del pueblo abkhazio y que se oponía a que se establecieran tropas de la OTAN en su territorio. Las tropas rusas en Abkhazia han sido establecidas por mandato de la CEI en 1994, pero siempre fueron cuestionadas por Tbilisi por apoyar al pueblo abkhazio en su lucha separatista.
Los sucesos acaecidos a raíz de la presencia de chechenos en la región de Pankisi sirvieron como fundamento a las tropas rusas para justificar su permanencia en Georgia. El traslado de los chechenos a Kodori (Abkhazia) por parte de las autoridades georgianas, tuvo como resultado el despliegue de tropas rusas (aquellas que permanecían en Abkhazia) en la zona, el día 12 de abril de 2002, un día después de que Georgia retirara sus propias tropas. Esta crisis pudo resolverse tras una serie de conversaciones telefónicas entre Shevarnadze, Putin y el representante de Naciones Unidas en Georgia, Dieter Boden. Sin embargo, las negociaciones acerca de la retirada rusa de las bases restantes quedaron suspendidas hasta el año 2005, durante la presidencia de Saakashvili.
El 30 de mayo de 2005, tras años de negociaciones infructuosas, Rusia y Georgia llegaron a un acuerdo para el desmantelamiento de las dos bases restantes, Akhalkalaki y Batumi. Las mismas quedarán cerradas hacia fines del año 2008. Rusia planea transferir parte del equipamiento militar a la base armenia de Gyumri. El Ministro de Defensa, Sergei Ivanov, anunció que la relocalización no alterará el equilibrio de fuerzas en el sur del Cáucaso. Algunas especulaciones en cuanto a esta jugada rusa sostienen que este movimiento de equipamiento militar a Armenia se produce dado que, si resurgen las hostilidades entre Armenia y Azerbaiján, Georgia no le permitiría el paso a Rusia (a través de su territorio) para enviar ayuda a Armenia. En referencia a la verdadera razón de la retirada de las bases rusas, hay quienes señalan que ninguna de las mismas tenía ya valor estratégico para Rusia. Sea como fuere, este acuerdo ha sido visto como un triunfo para el Presidente Mikhail Saakashvili, quien se refirió a la situación como el final de una presencia militar rusa en Georgia que data de 200 años.
Por otro lado, permanece aún el desacuerdo acerca de las tropas de mantenimiento de paz rusas en Ossetia del Sur. Las mismas nunca fueron cuestionadas, porque forman parte de una fuerza trilateral, compuesta por georgianos, rusos provenientes de Ossetia del Norte y ossetios del sur. Inclusive, los 500 rusos que integran esta fuerza han sido galardonados en julio de 2002 por lograr una década de paz. Esta fuerza trilateral fue establecida en Ossetia del Sur en 1992, en virtud del Tratado de Dagomys, auspiciado por la OSCE.
A pesar de que la situación difiere de la de las bases rusas en el resto de Georgia, el Parlamento georgiano ha aprobado una resolución el 15 de febrero del año 2006 pidiendo la retirada de las tropas rusas de mantenimiento de paz en Ossetia del Sur. La declaración parlamentaria comenta que “Rusia está llevando a cabo una guerra no oficial contra Georgia con el pretexto de proteger a sus ciudadanos en Ossetia del Sur y Abkhazia” (la mayoría de los habitantes de estas repúblicas tienen pasaportes rusos). Si las tropas no se retiran, Tbilisi los podría declarar ocupantes militares y podrá echarlos por la fuerza. Además, Georgia puede denunciar el Tratado de Dagomys, ya que no fue ratificado ni por Rusia ni por Georgia.
Rusia y el secesionismo en Abkhazia
Desde el fin de la URSS, Abkhazia se ha convertido en un importante aliado de la Federación Rusia. Este conflicto estalló el 14 de agosto de 1992, cuando la Guardia Nacional de Georgia, comandada por Tengiz Kitovani, ocupó la ciudad de Sukhum (Sukhumi para los georgianos) para sofocar los reclamos abkhazios de una República independiente de Georgia. Abkhazia alega haber gozado de una efímera existencia como Estado independiente entre 1925 y 1931, año en que Stalin la disolvió unilateralmente y subordinó su status como parte integrante de Georgia, con la modalidad de República autónoma.
Los combates duraron más de un año, hasta septiembre de 1993, fecha en que las fuerzas abkhazias pudieron controlar toda la República, expulsando a la mayor parte de su población étnicamente georgiana. El saldo de esta contienda fue de alrededor de 8.000 personas y 200.000 refugiados. Desde entonces, Tbilisi y Sukhum mantienen una situación relativamente estable, tras la firma de un acuerdo de cese del fuego en 1994 bajo los auspicios de Rusia y de Naciones Unidas. En el terrtorio abkhazio se desplegó una misión de mantenimiento de paz de Naciones Unidas (UNOMIG) cuyo mandato se limita a la verificación del acuerdo de cese del fuego. En su apoyo, la CEI decidió establecer una fuerza de mantenimiento de paz (CISPKF) comandada por la Federación Rusa.
Las principales cuestiones no resueltas entre Georgia y Abkhazia son: el status final de Abkhazia, el retorno de los refugiados georgianos, y el futuro económico de esta nueva República. Georgia, con el apoyo de Naciones Unidas y del Grupo de Amigos del Secretario General (compuesto por Rusia, Francia, Reino Unido, Alemania y EEUU) propone brindarle una amplia autonomía dentro del Estado georgiano, con la fórmula de República Autónoma, que preserve la integridad territorial. Abkhazia no acepta estas condiciones y desea una independencia plena, o en su caso (como un mal menor) integrar la Federación Rusa como República Autónoma. Hoy Abkhazia goza de una independencia de facto incluyendo la posesión de un ejécito propio y aduana.
La relación con Rusia desde el comienzo de la administración de Putin, ha sido altamente provocadora de tensiones con Tbilisi. En primer lugar, Putin ha mantenido con Abkhazia relaciones bilaterales, siendo esto prohibido por una decisión del Consejo de Jefes de Estado de la CEI del 19 de enero de 1996, donde se estipula que cualquier contacto económico o político entre Abkhazia y cualquiera de los países de la CEI debe realizarse con el acuerdo de Georgia. Contrariando esto, Rusia ha firmado con el gobierno de Sukhum diversos Tratados económicos, culturales y políticos (sin consulta previa a Tbilisi).
Un hecho interesante en la relación entre Moscú y Sukhum es la aprobación de una ley por parte de la Duma (unánimemente) el día 28 de junio del año 2001, que permite que Estados no reconocidos internacionalmente puedan unirse a la Federación como Repúblicas, si ese es su deseo.
La crisis provocada por el traslado de chechenos al Valle de Kodori en el año 2002, amenazó con desestabilizar a Abkhazia. El entonces Primer Ministro abkhazio, Anri Djergenia, acusó a Tbilisi de desplegar tropas georgianas en la zona. Shevarnadze refutó estas afirmaciones diciendo que el único peronal militar georgiano en Kodori eran los guardias de frontera. Otro efecto colateral de la crisis fue un aumento en el apoyo popular a la idea de que Abkhazia se convirtiera en parte de Rusia, utilizando una fórmula propuesta por el mismo Djergenia: la de un “Estado asociado a la Federación Rusa”, imitando la relación que mantiene EEUU con las Islas Marshall. Esta idea naufragó junto con otras propuestas, sin embargo, cada vez que se producen tensiones entre Abkhazia y Georgia, resurgen este tipo de proyectos de unifiación con Rusia.
Uno de los puntos más álgidos en la relación entre Tbilisi y Moscú fue la decisión rusa de concederle la ciudadanía a aquellos ciudadanos abkhazios que la solicitaran. Desde el 1 de junio de 2002, una organización llamada “Congreso de las Comunidades rusas de Abkhazia” ha recolectado documentos abkhazios de la era soviética y los ha enviado a un departamento consular de la ciudad rusa de Sochi. Una vez revisados, estos documentos han sido devueltos a sus dueños con una nueva página insertada en él, que certifica la ciudadanía rusa. Al 25 de junio, aproximadamente 150.000 abkhazios ya habían adquirido su nueva ciudadanía, sumándose a otros 50.000 que la tenían desde antes. Juntos constituyen un 7% de la población de Abkhazia que ya poseen la doble ciudadanía. Esta República utiliza como moneda al rublo ruso y depende casi enteramente de Moscú a nivel económico, como exportador de materias primas. Las razones que estimulaban a los abkhazios a obtener la ciudadanía rusa oscilaban entre el derecho a recibir una pensión rusa (casi 50 veces mayor que una pensión abkhazia) y la posibilidad de viajar fuera del territorio abkhazio (dado que su nacionalidad no está reconocida a nivel internacional).
En respuesta a este gesto, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Georgia elaboró una declaración que insistía en que los abkhazios eran ciudadanos de Georgia y se refería a la maniobra rusa de otorgar pasaportes como una “campaña ilegal sin precedentes”.Anri Djergenia afirmó que mientras más ciudadanos rusos vivan en Abkhazia, mayor era la garantía de que Georgia no comience una nueva campaña militar. Esto también nos recuerda a los postulados de política exterior de Rusia que se refieren a la defensa de los derechos de sus ciudadanos estén donde estén, incluso mediante el uso de la fuerza.
El último episodio de esta trama conflictiva se remonta al año 2003, cuando Rusia restableció las comunicaciones entre líneas férreas que la unen con Abkhazia (el servicio entre Sochi y Sukhum), interrumpidas desde hace 10 años. Esta reanudación del servicio fue decidida sin el consentimiento de Tbilisi. Ante el enojo de las autoridades georgianas, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia señaló que esta acción estaba orientada simplemente a " la promoción de los vínculos comerciales entre Rusia y Abkhazia".
Con la asunción de Mikhail Saakashvili al poder, comenzó una estrategia más activa de Georgia para con Abkhazia. Saakashvili, incluyó varias veces en sus discursos las palabras “integridad,” “reconstrucción,” y “unificación”. A comienzos de 2004 han tenido lugar numerosas reuniones bilaterales al más alto nivel, que quedaron parcialmente suspendidas por la crisis electoral en que se vio sumida Abkhazia (la contienda entre los candidatos Raul Khajimba y Sergei Bagapsh, que fue resuelta finalmente el 12 de enero de 2005, mediante un acuerdo que resumía la fórmula en Bagapsh Presidente y Khajimba Vice Presidente). Retomadas a mediados del 2005, las negociaciones entre Georgia y Abkhazia incluyen la posibilidad de reabrir las comunicaciones ferroviarias entre ambos territorios.
La relación de Georgia con EEUU
El balance en las relaciones entre Rusia y Georgia se ha alterado desde la firma de acuerdos entre Georgia y EEUU, en vistas al eventual ingreso de la República caucásica a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Las negociaciones comenzaron el 18 de noviembre de 1999 en la Cumbre de la OSCE en Estambul y en relación a ello, Shevarnadze afirmó que Georgia "podría ingresar a la OTAN en el año 2005". Esto produjo una ola de críticas en los medios de prensa rusos.
El 30 de abril de 2002, EEUU puso en práctica el programa “Train and Equip” en relación a Georgia. El mismo consistiría en la provisión de asistencia militar para la creación de cuatro batallones anti-terroristas, compuestos por un total de 2.000 efectivos, para actuar en el área de Pankisi. En la práctica, el programa encontró diversas dificultades en su camino, como por ejemplo la falta de reclutas dispuestos a participar. Para el 10 de julio del mismo año, solo habían logrado reunir a 98 efectivos.
El Parlamento georgiano ratificó el 21 de marzo de 2003 un acuerdo de cooperación en el área de Defensa, en el cual se le otorgan a oficiales estadounidenses prerrogativas y privilegios sin precedentes en el territorio georgiano. Como ejemplo de ello, aparece el derecho de entrar a Georgia sin visa. Esto fue tomado en Moscú como una clara provocación, dado el sistema de visado que rige entre ambos países en la actualidad y la situación de las tropas rusas a las que comenzó a exigírsele este requisito. Además, los oficiales americanos pueden circular armados y gozan de inmunidad diplomática. Los aviones y vehículos de EEUU podrán atravesar el territorio y el espacio aéreo georgiano sin ningún tipo de inspección.
El controversial acuerdo había sido firmado el 10 de diciembre de 2002, en el comienzo de la crisis de Irak. Washington agradeció este apoyo a Georgia, incluyéndola en la "coalición" que participaría en la intervención en Irak. Tbilisi queda a solo 940 km de Baghdad y a 450 km de la frontera iraquí. Georgia había contribuido previamente con EEUU, tanto en Kosovo como en Afganistán.
A comienzos del año 2004, el Programa “Train and Equip” en el cual Washington invirtió 64 millones de dólares, se dio por concluido. Sin embargo, en diciembre del mismo año, Georgia se convirtió en el primer país del Cáucaso en firmar un IPAP (Individual Partnership Action Plan) con la OTAN.
En marzo de 2006, Tbilisi nuevamente anunció sus anhelos de lograr su incorporación a la OTAN, esta vez para el año 2008. Un equipo evaluador viajó a Georgia el 9 de marzo para analizar las condiciones del país. Si los resultados son positivos, Georgia podrá embarcarse en el MAP (Membership Action Plan), un paso más cerca de la membresía.
A nivel económico, Georgia ha recibido un gran apoyo por parte de EEUU. El 20 de octubre de 2005, el Parlamento georgiano ha ratificado una ayuda económica (295 millones de USD en 5 años), calificada como una victoria de política exterior. Esto se encuentra relacionado a la Millenium Challenge Account (MCA), que otorga dinero a países que han realizado avances democráticos. Sus prioridades son desarrollar infraestructura regional e iniciativas del sector privado. El dinero será administrado por una corporación gubernamental, Millenium Challenge Georgia, cuyas oficinas estarán en la región de Javakhetia. En esta región se localizarán varias obras de infraestructura, como la reparación de la ruta que comunica al país con Armenia y Turquía. Otros 49 millones se utilizarán en la renovación del principal gasoducto georgiano.
La aparición de EEUU en Georgia sin dudas a alterado la antes indiscutible primacía de Rusia en la región. Sin embargo, el rol de Rusia continúa siendo primordial para Georgia, dado que su estabilidad hoy en día, depende más del accionar de su vecino del norte, que de la ayuda que pueda recibir de EEUU. Para tener una visión más clara de ello, basta con repasar algunas de las medidas de Rusia para con Georgia en el sector energético, como veremos a continuación.
Rusia, Georgia y la cuestión energética
A pesar de estar rodeada de países ricos en hidrocarburos, Georgia no ha sido bendecida con la posesión ningún tipo de recurso energético que le pueda garantizar autonomía en este aspecto. Resulta entonces, altamente dependiente de la provisión tanto de petróleo y gas, como de energía eléctrica rusa.
En un intento por reducir su altísima dependencia, Tbilisi cedió la administración de la energía eléctrica que poseía la compañía estatal GRES a la americana AES -TELASI Silk Road en diciembre de 1998. AES invirtió en el país más de 260 millones de dólares. A pesar de las grandes expectativas, la población georgiana se vio fuertemente desilusionada por los continuos cortes de energía. El 6 de agosto de 2003, la compañía americana vendió sus acciones a una empresa rusa, UES (en total representan el 75% de las acciones totales, ya que el 25% restante le corresponde al Estado georgiano), despertando el debate acerca del futuro energético de Georgia y del creciente rol de Rusia en la economía del país.
En cuanto a la provisión de gas, el monopolio del gigante ruso Gazprom es indudable. Luego de haber sido administrado por diversas empresas con componente estatal georgiano, el servicio de provisión de gas fue trasladado a manos de Gazprom mediante un tratado firmado el 21 de julio de 2003. A pesar de que Georgia pretende que esta dependencia del gas ruso sea provisoria, hasta que los campos azeríes de Shah Deniz en el Mar Caspio estén listos para exportar gas, lo cierto es que Rusia ha utilizado esta situación en ventaja propia, a la hora de usar la provisión de este vital recurso como herramienta para extorsionar al gobierno georgiano.
Para ilustrar lo afirmado, basta con repasar los hechos del 22 de enero de 2006, cuando se produjo la explosión de los dos gasoductos que llevan gas a Georgia y Armenia en un sector montañoso, 30 Km. al sur de Vladikavkaz (Ossetia del Norte). Saakashvili lo calificó como un acto de vandalismo y dijo que las explosiones fueron un intento de forzar a Georgia a entregar el control de su gasoducto e infraestructura a los rusos (Gazprom intentó comprar el gasoducto georgiano, a lo que Saakashvili se negó. A cambio de esta negativa, Georgia debió aceptar una duplicación del precio del gas, 110 dólares por m3). Gazprom llamó a las partes a no politizar el asunto y prometió solucionar los problemas a la brevedad. A pesar de ello, recién el día 2 de febrero se normalizó por completo la provisión de gas.
Autor del artículo: María Sol Peirotti
miércoles, 20 de agosto de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario